¿CUESTIÓN DE SUERTE?
Decía Séneca que “La suerte es el cruce entre la preparación y la oportunidad.” Esta frase me vino a la cabeza hace unos días, hablando con un grupo de amigos, cuando uno le recordó a otro la “suerte” que tenía porque todo le iba muy bien. Mi amigo contestó algo molesto que no todo era suerte, sino mucho esfuerzo. Esa respuesta dio pie a una larga conversación entre nosotros que me hizo reflexionar: Cuántas veces identificamos (erróneamente) el éxito de alguien con su suerte. No digo que la suerte no influya en la consecución de los objetivos, claro que sí, lo que ocurre es que en la mayoría de ocasiones esa suerte va precedida de mucho esfuerzo y trabajo duro.
Hoy en día, tendemos a pensar que el éxito (en cualquier faceta, no solo en la profesional) es más fácil de lo que parece, que depende de tener suerte. Se dice mucho que hay que estar en el lugar adecuado, en el momento adecuado pero, en mi opinión, no es suficiente. Hay que estar en el lugar adecuado, sí, pero debidamente preparado y formado para aprovechar ese momento. Obviamente hay quien no comparte esta conclusión y considera que la suerte es el factor fundamental del éxito.
En general, aunque suene algo cursi, la vida no deja de ser como un “baile” entre la suerte y el esfuerzo. La suerte nos brinda oportunidades inesperadas, pero es el esfuerzo constante el que nos permite mantenernos en pie y avanzar, aprovechando esas oportunidades. La fortuna puede sonreírnos en ocasiones inesperadas, pero el verdadero éxito surge de aunar el trabajo incesante y la capacidad de mantenernos firmes ante los desafíos.
Y, cómo no, me gusta aplicar esta reflexión a la carrera judicial. En nuestra carrera, la suerte y el esfuerzo se entrelazan de manera única. Pensemos, sin ir más lejos, en el propio proceso de oposición para ser juez (últimamente, incomprensiblemente, algo cuestionado, por cierto). Obviamente, en el contexto de una oposición, el esfuerzo y el estudio son clave para prepararse de manera adecuada, adquirir conocimientos y desarrollar habilidades necesarias. La disciplina y la constancia son esenciales en este duro proceso. La suerte puede influir en aspectos como el tipo de preguntas o el entorno del examen, pero la combinación inteligente de un esfuerzo diligente y la adaptación a las circunstancias es la estrategia más sólida para abordar la oposición con éxito.
Por otro lado, a aquellos defensores a ultranza del factor suerte, les diría que depender únicamente de la suerte puede ser muy arriesgado y poco fiable. El éxito en una oposición (y en la vida en general) se construye mejor sobre una base sólida de fuerza de voluntad, de renuncia (¡qué poco acostumbrados estamos a renunciar a algo hoy en día!), complementado por una mentalidad flexible que pueda ajustarse a las variables imprevistas. En pocas palabras, si uno se estudia todos los temas del temario, deja poco espacio a la suerte.
Por tanto, no nos engañemos. No hay gente únicamente afortunada, hay gente preparada, formada, sacrificada, a la que los resultados le acompañan. Y si encima el factor oportunidad va de la mano, pues triunfo asegurado.
Por tanto, mientras que el esfuerzo establece el camino hacia el éxito en una oposición, la suerte puede ser un factor adicional. La mezcla equilibrada de una preparación rigurosa y la capacidad de adaptarse a las circunstancias ofrece la mejor estrategia para enfrentar con confianza este desafío académico y profesional. Por eso considero que el sistema de oposición actual para el acceso a la carrera judicial es fiel reflejo de dicha perseverancia y trabajo duro.
Igualmente, en nuestra carrera, la suerte puede abrir puertas inesperadas, sin embargo, es el esfuerzo continuo y la dedicación implacable a la justicia lo que nos permite sobresalir en esta exigente profesión. En cada juicio, en cada resolución, los jueces nos enfrentamos a una encrucijada entre la interpretación de la ley y la búsqueda de la equidad. Aquí, la suerte puede influir en el tipo de casos que llegan a nuestras manos, pero es el esfuerzo constante por comprender los hechos, escuchar a todas las partes involucradas y aplicar la ley de manera justa lo que define nuestra trayectoria. Como en cualquier campo, la carrera judicial puede estar llena de desafíos y obstáculos. Pero son esos momentos de adversidad los que ponen a prueba nuestra determinación y nos permiten demostrar nuestro compromiso con la justicia y la integridad.
Lo mismo ocurre, por qué no, con las relaciones interpersonales. Rodearse de buenos amigos, compañeros o, incluso, de una pareja para “toda la vida” no es, obviamente, cuestión de suerte. Todo depende de cómo cuidemos y de lo que nos esforcemos por los demás. O en el ámbito del deporte: unos buenos resultados son, en la gran mayoría de ocasiones, fruto de un entrenamiento y un esfuerzo permanente.
A sensu contrario, nos encontramos con que la mala suerte aparece cuando la falta de preparación se da de bruces con la realidad. Por eso, cuando otros perciben nuestros logros como resultado de la suerte, a veces subestiman las horas de esfuerzo, la persistencia ante desafíos y las decisiones difíciles que tomamos. Detrás de cada éxito suele haber un proceso de aprendizaje, adaptación y dedicación constante. Desgraciadamente, todos conocemos casos en los que, pese a un trabajo constante y compromiso, no se ha alcanzado el éxito deseado.
Una “sociedad del des-esfuerzo” sugiere un contexto donde la apatía y la renuencia al trabajo arduo prevalecen. En tal sociedad, podrían surgir desafíos como la falta de motivación para perseguir metas, la disminución de la productividad y una cultura que no valora el esfuerzo sostenido. Contrarrestar esta tendencia implica fomentar la importancia del trabajo dedicado y la adopción de una mentalidad de crecimiento, para construir una sociedad más robusta y capaz de enfrentar los retos con determinación. Hoy en día, el abuso, por ejemplo, de las redes sociales, no contribuye a interiorizar esta importancia del trabajo duro y de la preparación, mostrando, en muchas ocasiones, un éxito completamente irreal y demasiado fácil de alcanzar.
En definitiva, creo que es fundamental comunicar cómo el esfuerzo ha sido un factor determinante en nuestros logros para inspirar a otros, fomentar el reconocimiento justo y desmitificar la noción de que el éxito simplemente ocurre por casualidad.
Ya lo decía Thomas Jefferson: “Yo creo mucho en la suerte y he descubierto que cuanto más trabajo, más suerte tengo.”
Alicia Díaz-Santos Salcedo
Magistrada especialista. Sala de lo Contencioso-Administrativo TSJ Cataluña.
Alicia Díaz- Santos Salcedo
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