“El abismo del quinto curso”

“El abismo del quinto curso”

            Acuñé este término del “abismo del quinto curso” cuando terminaba el último año de la carrera de Derecho, aunque ahora la carrera son cuatro años, y no cinco.

            Quería hacer referencia a que, hasta ese momento, la vida de un estudiante había estado guiada, y era previsible, porque después de primero de primaria venía segundo y tercero y cuarto, y luego en la secundaria igual, y también en el bachillerato; incluso en la carrera, al acabar un curso sabías que venía el siguiente.

            Pero esta apacible previsibilidad del futuro inmediato se ve truncada de golpe, abruptamente, cuando se llega al último curso de la carrera, donde se llega a la cima de los estudios, y se abre un abismo vital, el de no saber qué hacer o qué viene al año siguiente.

            Esta zozobra se produce en un momento de la vida en que se alcanza la plenitud de las facultades físicas y mentales, y se termina el desarrollo corporal; es decir, es sobre los 21 o 22 años cuando el cuerpo detiene su crecimiento, y a partir de ahí se comienza un proceso lento, pero inexorable, de envejecimiento. Es un punto de inflexión, ya que desde ese momento se empieza a envejecer, y, por suerte o por desgracia, ya no se puede “enjuvencer” o rejuvenecer.

            Y es justo en ese momento vital en que se da el “abismo del cuarto curso”, cuando el estudiante, biológicamente, quiere tener su independencia, autonomía y vida propia, aunque le faltan los recursos económicos para ello. En el momento de mayor salud y belleza, la menor tranquilidad sobre el futuro, y sobre el presente.

            Lo bueno de estudiar Derecho, se ha dicho siempre, es que hay muchas salidas. Pero, a veces, ese es el problema, que hay tantas salidas que no se sabe cuál elegir.

            Es lo que podríamos llamar la paradoja del “exceso de salidas”, parafraseando la “paradoja del exceso de información”, que se produce en internet, cuando hay tanta información que se acaba sufriendo lo que algunos han dado en llamar “infoxicación”, esto es, intoxicación por exceso de información o información tóxica.

            Como quien solo quiere una gota de agua delante de un océano, y no puede conseguirla.

            Ponerle nombre a la situación tampoco es que ayude mucho.

            Así que a quienes se encuentran en esa misma situación vital, que seguro que no son pocos, les mando ánimo.             Que sepan que no están solos. Otras personas antes han estado en la misma situación. Y hay muchos consejos que les vendrían bien, pero tienen que descubrirlos por sí mismos.

            La prueba más evidente de que todo se supera, esto también, es que, ahora mismo, cualquiera que tenga la vida ya resuelta se cambiaría gustoso por quien estuviera en esa edad y en esas circunstancias.

            Así que sí, del “abismo del cuarto curso” también se sale, y luego, ¡hasta se echa de menos!

Luis Gollonet Teruel

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Luis Ángel Gollonet Teruel

Magistrado. Sala de lo Contencioso Administrativo Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. Granada

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